Las flores de Bach son una terapia floral que parte de la idea de que los desequilibrios en las emociones son el origen de ciertas dolencias físicas o mentales. Esta terapia promueve un método para disminuir la intensidad de los mismos.
Edward Bach fue un médico inglés que entre los años 1928 y 1936 investigó las propiedades medicinales de un total de 37 plantas diferentes que se podían aplicar a diferentes problemas de origen emocional.
Este tipo de terapia, en ningún caso sustituye los tratamientos médicos y se puede beneficiar de ella cualquier tipo de persona, sea cual sea su condición o edad, ya que no tiene ningún tipo de contraindicación.
¿Cómo se preparan las esencias de Flores de Bach?
Estas esencias se preparan a partir de diferentes plantas y árboles que una vez elegidas y sumergidas en agua son expuestas al sol o mediante un proceso de ebullición, obteniendo un líquido bebible que se suele enfrascar en frascos de 10 o 20ml.
“Los terapeutas florales no trabajamos con la sintomatología física, sino con el ánimo que nos va a ayudar a vincular el remedio con la persona y su estado psicológico”,
¿Qué pacientes acuden a las Flores de Bach?
Esta terapia suele ser usada por dos tipos de personas.
1-Gente que ha asumido sus emociones y tiene una fuerte convicción espiritual.
2-Gente que busca alternativas a las terapias tradicionales.
Entre los pacientes que se acercan a esta terapia Jiménez distingue dos tipos: la gente que ya ha asumido su propio estado emocional y que atiende su parte espiritual “sin que esto tenga que ver con lo religioso”, y otro tipo que busca en la terapia floral una alternativa a la medicina convencional.
Reconocimiento de las flores de Bach
En el año 1976 la OMS recomendó a sus miembros a la aplicación de terapias alternativas entre las que se encontraba la Terapia de las Flores de Bach. En el año 1983 se recomendó usar estas terapias tras un estudio publicado ese mismo año.
En España, la Organización de la Salud no reconoce la práctica de la terapia de Flores de Bach y según Cosme Naveda “se trata, en todo caso, de técnicas que pueden producir sosiego y relajación en la persona, siempre que ésta se lo crea, y de esta forma, secundariamente, proporcionar bienestar, pero nunca como procedimiento terapéutico”.
Sin embargo, en otros países con inquietudes más avanzadas del resto de Europa, no solo se reconocen, sino que se recomiendan.
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